A veces vemos por televisión cómo se generan polémicas alrededor de las nulidades de los matrimonios de famosos de dudosa moral. La gente corriente se pregunta por qué la iglesia no tiene en cuenta sus estilos de vida, y por qué en algunos casos se acelera el proceso de la nulidad.
Una de las primeras fue Isabel Preysler, quien lo obtuvo nada menos que en dos ocasiones, lo que, conociendo la reticencia de La Rota para conceder las nulidades, es todo un récord.
Hay muchos más casos de ricos y famosos que han pedido la nulidad de sus matrimonios eclesiásticos al Vaticano y han llegado a conseguirla. Entre ellos la de la tristemente fallecida Rocío Jurado, cuyos pasos siguió su hija años después.
Siete años después de su separación, Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera han decidido pedir la nulidad matrimonial para que ambos puedan volver a casarse con sus futuras parejas. Parece que los hermanos Rivera se han puesto de acuerdo para poner fin su primer matrimonio.
Estos días se esta hablando en la prensa del caso del divorcio de la Infanta Doña Elena y Don Jaime de Marichalar. Sólo una nulidad les permitirá contraer de nuevo matrimonio canónico. Siempre podrán volver a casarse por lo civil, aunque la Iglesia no lo reconoce.